martes, 15 de febrero de 2011

MI TÍO PACO: MI PERSONAJE INOLVIDABLE (II)

...Y se hizo amigo de un comandante que al ver que tenía dos hijos (porque le enseñó dos fotos que se encontró), lo dejó de jefe de los jardines de los militares, en Melilla.

Esa fue una guerra muy fuerte, pues todos los días venían camiones de muertos.

Cuando terminó la guerra tenía 43 años, y se enteró que tenía la hermana viuda, con 4 hijos, en Cádiz, y se vino para ayudarla.

Aquí empezó vendiendo fruta por las calles, con dos canastos, a mí me comentaba muchas cosas que le habían pasado durante la guerra y en Sevilla, y yo no me creía algunas. Pero un día me dice vamos a ir a la feria de Sevilla los dos (tendría yo unos 10 años) y como no tenía mucho dinero, nos llevamos dos maletas de gomas de alpargatas y playeras, pues entonces con la miseria que había, todo eso se vendía, y un bastón de la espina de un pescado, muy antiguo. Y me dice, verás la feria que vamos a pasar…

Allí le vendió el bastón a un pescadero de un freidor, que se le antojó, en 15 pesetas, que entonces era mucho dinero. Las gomas de las alpargatas en 7 pesetas. Y pasamos una feria muy buena. Allí me demostró que las cosas que me había contado eran verdad, pues se encontró con varios amigos en la feria del ganado y estuvieron contando las cosas que les habían pasado. Se encontró a su amigo el de las cabras, que fueron muy amigos, y le dice, vamos a ir a mi casa y os vais a quedar los días que tú quieras, porque tú sabes que nosotros éramos como hermanos y tu sobrino que se lleve la cabra que quiera para Cádiz. Y a mí se me antojó una cabrita de lunares y me la traje, y al año la mató la explosión de Cádiz.

Durante las noches que me quedé allí, escuché las cosas que le habían pasado. Una de ellas, que se quedaron dormidos con las cabras en el cementerio y el susto que se llevó el guarda cuando de madrugada lo llamaron por la ventana.

Otra que se quedó colgando de un árbol, otra cuando encontraron a un hombre que se había caído a un pozo y lo sacaron.

Bueno, pero vamos a seguir con su vida. Al venir a Cádiz nos fuimos a vivir a una venta que estaba frente a la plaza de toros, pero estando allí estalló la guerra y de noche se escuchaban muchos tiros, y temiendo que nos pasara algo, nos fuimos a Chiclana, a una casa de un familiar en el Mayorazgo, junto a la ermita de Santa Ana y todos los días iba a Cádiz a vender, y por las tardes, al oscurecer, llegaba a Chiclana cargado de comida, que con la escasez que había, no comprendíamos cómo la conseguía…

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